Introducción a la primera edición

Durante los últimos años, la tecnología de audio digital ha logrado tal nivel de desarrollo que se ha convertido en la alternativa más efectiva y asequible para la preservación de fonotecas de cualquier tamaño. La integración del sonido en el marco de los sistemas de datos, el desarrollo de estándares apropiados y la amplia aceptación de los mecanismos de distribución de audio digital han ido desplazando a los demás medios hasta el punto de que existen ya pocas alternativas para la preservación del sonido que no se basen en el almacenamiento digital. La tecnología digital ofrece el potencial para satisfacer muchas de las demandas y preocupaciones de la comunidad archivística, gracias a la capacidad de duplicar a través del tiempo, sin pérdidas, datos de audio. Sin embargo, los procesos de codificación (o conversión) de analógico a digital, la transferencia a sistemas de almacenamiento, la gestión y mantenimiento de los datos de audio, así como la provisión de acceso íntegro a la información almacenada conllevan en su conjunto nuevos riesgos que deben ser controlados para garantizar que las ventajas potenciales de la preservación y archivo digitales se hagan realidad. Los fallos en el correcto control de los riesgos pueden conllevar una pérdida significativa de información, valor y hasta contenido sonoro.

Esta publicación del Comité Técnico de la Asociación Internacional de Archivos Sonoros y Audiovisuales (International Association of Sound and Audiovisual Archives, IASA), Directrices para la producción y preservación de objetos digitales de audio, pretende proporcionar a los responsables de archivos audiovisuales, desde un punto de vista profesional, las líneas maestras para la producción y preservación de objetos de audio digital. Es el resultado práctico del documento previo del Comité Técnico, IASA-TC 03, La salvaguarda del patrimonio sonoro: ética, principios y estrategia de preservación, versión 2, septiembre de 2001.1 Las presentes Directrices se ocupan de la producción de copias digitales a partir de originales analógicos con propósitos de preservación, la transferencia de originales digitales a sistemas de almacenamiento, así como la grabación de material original en formato digital destinado al almacenamiento a largo plazo. Cualquier proceso de digitalización es selectivo; el propio contenido sonoro aporta más información a los potenciales usuarios de la que pueda contener la señal deseada, y los estándares de conversión de señal analógica a digital fijan de forma permanente los límites de la resolución del audio, por lo que si este proceso no se realiza con especial cuidado puede resultar incompleto o defectuoso.

El contenido principal de estas Directrices se subdivide en tres partes:

  • Estándares, principios y metadatos
  • Extracción de señal a partir de los originales
  • Formatos de destino

Estándares, principios y metadatos. De las cuatro tareas llevadas a cabo por los archivos —adquisición, documentación, acceso y preservación—, la primera es preservar la información depositada en la colección (IASA-TC 03, 2001). Sin embargo, si las tareas de adquisición y documentación se desarrollan en combinación con una estrategia de preservación bien planeada y conforme a estándares adecuados, se facilitará el acceso a la información. El acceso a largo plazo es producto de una adecuada preservación.

La adopción de los estándares más utilizados y difundidos es una necesidad fundamental también en el marco de la preservación del audio digital. Estas directrices básicas recomiendan el formato LPCM (Linear Pulse Code Modulation, también conocido por PCM), entrelazado en el caso de sonido estéreo, en un fichero WAVE (*.wav) o preferiblemente WAVE de tipo BWF (EBU Tech 3285) para cualquier audio de dos pistas. El uso de cualquier codificación perceptual («compresión con pérdidas») se desaconseja rotundamente. Se recomienda digitalizar el audio a una frecuencia de muestreo de 48KHz o mayor, así como con un número de bits por muestra no menor de 24. La conversión analógica a digital (A/D) es un proceso que requiere precisión. Los conversores de bajo coste integrados en tarjetas de sonido de ordenadores no pueden cumplir con las especificaciones requeridas por los programas de preservación de archivos.

Una vez codificado como fichero de datos, la preservación del sonido plantea muchas de las cuestiones propias de los datos digitales. Un elemento clave en su gestión es la asignación de un único identificador persistente (Persistent Identifier) y la asociación con los metadatos apropiados. Por metadatos entendemos no solo la información descriptiva que permita al usuario o archivo identificar el contenido, sino también la información técnica que facilite el reconocimiento y reproducción del audio, así como información de preservación, necesaria para conservar detalles sobre los procesos involucrados en la generación del fichero de audio. Solo de esta manera podrá garantizarse la integridad del contenido sonoro. El archivo digital dependerá de un conjunto completo de metadatos para mantener su colección. Un archivo digital bien planeado será capaz de automatizar la producción de muchos de los metadatos, e incluirá información sobre el soporte original, formatos y estado de conservación, dispositivos y parámetros de reproducción, resolución y formato digital, equipamiento técnico utilizado y operadores involucrados en el conjunto del proceso y procedimientos llevados a cabo.

Extracción de señal a partir de los originales. «Los archivos de audio deben asegurar que, en el proceso de reproducción, las señales grabadas se puedan recuperar con el mismo o mayor grado de fidelidad que se alcanzó cuando fueron grabadas [...] los documentos contienen la información primaria, consistente en el contenido sonoro buscado, e información secundaria, de tipo auxiliar, que puede presentar diversas formas. Ambos tipos de información forman parte de la herencia sonora». (IASA-TC 03, 2001).

Para aprovechar al máximo el potencial que nos ofrece el audio digital conviene seguir estos principios y asegurarse de que la reproducción del audio original se realiza con plena conciencia de todos los aspectos involucrados. Esto requiere conocimiento histórico de las tecnologías de grabación y reproducción del sonido, así como conciencia técnica de los avances en la tecnología de la reproducción. Las presentes Directrices ofrecen, allí donde resulta apropiado, consejos sobre la reproducción de formatos mecánicos históricos y otros obsoletos como los cilindros y discos de surco ancho,2 sistemas de grabación sobre hilo de acero y dictáfonos, LPs de vinilo, cinta magnética analógica sobre casete y bobina abierta, soportes digitales magnéticos como el DAT y sus antecesores basados en cinta de vídeo, y medios ópticos sobre disco como el CD y el DVD. Se incluyen recomendaciones para cada uno de estos formatos en lo referente a la selección de la mejor copia, limpieza y restauración del soporte, equipos de reproducción, velocidad y curvas de ecualización en reproducción, correcciones sobre errores causados por equipos de grabación mal calibrados y eliminación de defectos sonoros superpuestos a la señal por causas de almacenamiento, así como orientaciones sobre el tiempo requerido para completar transferencias de analógico a digital. En las Directrices se recogen todos estos aspectos asociados también a consideraciones de orden ético, siendo este último punto particularmente significativo puesto que a veces se presupuesta mal un trabajo de digitalización a causa de las considerables exigencias de tiempo que cualquier proceso de transferencia de audio conlleva.

Todos los parámetros comentados hasta ahora deben establecerse objetivamente y registrarse de forma apropiada en cada proceso. El almacenamiento digital y las tecnologías y estándares asociados permiten una aproximación ética al archivo del sonido mediante la producción de documentación almacenada en campos de metadatos relacionados y vinculados al objeto digital.

Formatos de destino. Los datos pueden ser almacenados de muy diferentes maneras y en muy diversos soportes. La tecnología más apropiada dependerá de las circunstancias de la institución y de su colección. Estas Directrices aportan consejos e información sobre diversas opciones y tecnologías posibles, desde grandes sistemas digitales de almacenamiento masivo (Digital Mass Storage Systems, DMSS) hasta sistemas manuales de almacenamiento a pequeña escala, cintas de datos, discos duros, discos ópticos (incluyendo CD y DVD grabables) y discos magneto-ópticos (MO).

No existe el formato de destino (o formato final) que pueda considerarse solución definitiva para la preservación de audio digital, y de hecho ningún desarrollo tecnológico podrá nunca aportar esta solución final. Más bien se trata de meros eslabones en un proceso donde las instituciones deberán ser responsables del mantenimiento de los datos a través de los cambios y desarrollos tecnológicos, migrando datos desde los sistemas actuales a los siguientes en un proceso que se repetirá hasta que los datos dejen de tener valor. Los sistemas DMSS adecuadamente gestionados mediante software son la solución más apropiada para el mantenimiento a largo plazo de los datos de audio. «Esos sistemas permiten el control automático de la integridad de los datos, su actualización y, finalmente, su migración con un mínimo uso de recursos humanos» (IASA-TC 03, 2001). Estos sistemas pueden ser adecuados para archivos de menor tamaño, aunque ello producirá a menudo una mayor responsabilidad en el proceso del control manual de datos. Los sistemas de almacenamiento fraccionado basados en CD y DVD grabables, así como en discos magneto-ópticos (MO), son por su naturaleza menos fiables. Estas Directrices proponen estándares y orientaciones destinados al mantenimiento de datos sobre este tipo de soportes, aunque cuando recomiendan decididamente la adopción de soluciones más fiables basadas en sistemas de almacenamiento integrado.


1. La versión más reciente está disponible en español en http://www.iasa-web.org/sites/default/files/downloads/publications/TC03_... [último acceso octubre de 2011] (n. de los t.).

2. También conocidos en España como discos «de pizarra» o «de piedra» (n. de los t.).